Cosas para leer: El Cráneo Sibilante (JSA los Archivos de la Libertad) por B. Clay Moore y Tony Harris


La JSA, la Sociedad de la Justicia de América, ha sido desde hace años una debilidad mía. Desde la magnífica La Edad de Oro, pero sobre todo tras los tiempos en que Robinson, Johns et al. resucitaron al grupo a principios de los 2000, las historias de estos personajes siempre me han atraído. Tanto en su ambientación "original" (los años 30 y 40) o en historias contemporáneas, las raices pulp de varios de los personajes y la idea del legado son algunos de mis puntos débiles. Desgraciadamente en el universo convencional de DC estos dos elementos se cotizan a la baja y el refugio de la JSA que me interesa ha quedado reducido a los especiales de Otros Mundos como este.

En el año 2000 se publico la primera historia bajo el epígrafe de los Archivos de la Libertad, que devolvía a los personajes, con los nombres y detalles alterados en la mayoría de los casos, (junto con otros que no se consideran tradicionalmente miembros del equipo como Batman) a unos años 40 alternativos, algo más oscuros, algo más raros, de la mano del guionista Dan Jolley (autor con una carrera más bien modesta) y del guionista y dibujante Tony Harris (Starman, Ex-Machina), junto con el entintador Ray Snyder. 

La original mezclaba espionaje, homenajes al cine clásico y aventuras con un dibujo verdaderamente peculiar, con un montaje de página a veces extraño y una combinación de detalle y exageración que a menudo sólo se ve en la caricatura pero un resultado bastante equilibrado. Se trató de un trabajo excelente, pese a caer en ocasiones en un exceso de tópicos. Las portadas, con un estilo de montaje también característico del dibujante, eran un punto destacado en cuanto a calidad gráfica. 

En 2003 una segunda miniserie llevó a los mismos personajes a una nueva aventura en el mundo de pos-guerra, con unos elementos muy parecidos, pero  El resultado, algo inferior, sigue siendo notable en una historia con más personajes y un foco más grande.

Es extraño que, con el tiempo transcurrido, en 2012 DC decidiera volver a ese mismo universo en una tercera ocasión con este El Cráneo Sibilante. En esta ocasión Tony Harris se encarga de forma completa de la parte gráfica mientras que B. Clay Moore toma los mandos del guión en esta historia que se centra en el personaje del título, para detrimento de cualquier elemento relacionado con la JSA. El que, al parecer, el personaje fuera a ser originalmente protagonista de una serie independiente para Image parece apuntar a que, quizás, la vinculación con DC nunca fue particularmente importante para sus creadores y es tan solo una necesidad para vender su proyecto.

En realidad leyendo el cómic los personajes del grupo de héroes ocupan una posición más bien secundaria, casi testimonial, mientras que este personaje y su entorno irrumpen como elemento central y fundamental, llevando al extremo cierta estética terrorífica ya presente en las anteriores miniseries. Y la verdad es que, personalmente, no me parece la mejor opción. 

El personaje parte de ideas interesantes: es el mismo un héroe de legado, el sexto el ocupar el puesto, agente de una organización secreta que entrena y equipa a los sucesivos portadores de la máscara. Pero el añadido de una apariencia realmente extraña (una especie de zombie putrefacto con una chimenea surgiendo de un lado de su cabeza) y un ayudante, Nudillos, con un obvio déficit intelectual y una participación más molesta que interesante (y un diseño, por cierto,  muy similar al del Bogavante de Mignola o al Spy Smasher de la Fawcett).

El dibujo de Harris lleva a las máximas consecuencias las ideas ya apuntadas en los volúmenes anteriores, con personajes y montajes barrocos y feistas. Sigue siendo, pese a todo, el punto más fuerte del cómic, con unos montajes de página únicos y unas portadas impactantes.

El gusto por elementos de tipo terrorífico/humorístico, que ya estaba presente en los otros volúmenes, parecen por momentos actuar en detrimento de una historia por lo demás muy tradicional, con los personajes llegando a un tópico pueblo suizo (que parece sacado de cualquier película de Frankenstein) donde desaparecen parte de sus habitantes y deben investigar en medio de la desconfianza de los locales. 

Se introducen un montón de personajes, se dejan abiertos un buen número de tramas que parecen no ir a ninguna parte y se embarulla innecesariamente una argumento que quizás no necesitaba tanto desarrollo. Por momentos recuerda, aunque para mi gusto de forma bastante inferior, a la recreación del monstruo de Frankenstein llevada a cabo por Grant Morrison y Doug Mahnke en sus Siete Soldados de 2005 (que luego dio pie a una serie muy inferior) pero sin llegar a la locura creativa que hace tan especiales los cómics del escocés.

Puntuación: 4/10

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