Lugar Misterioso: Isla de la Calavera


Isla volcánica situada en las cercanías de la costa de Sumatra (aproximadamente 2° 0′ 0″ S, 90° 0′ 0″), califica por algunos visitantes como "el infierno", o "el peor lugar de la tierra". Si bien la primera expedición occidental moderna, de la que conservamos documentación, no tendría lugar hasta 1932, la existencia desde al menos el siglo XVIII de leyendas e historias de marineros parecen indicar, sin embargo, que ya con anterioridad se habría producido algún desembarco, y posiblemente más de un naufragio, en sus agrestes e inhóspitas costas.

También es conocida, en diferentes círculos, o por hablantes de otros idiomas, como Skull Island (Inglés) Insel Totenkopf (Alemán) y Palau Mati (Indonesio), incluso un misionero británico del siglo XVI, que describió la isla en su diario, se refirió a ella con el bíblico nombre Golgotha. También se la ha llamado en ocasiones Isla Trueno/Thunder Island (posiblemente por cuestiones meramente legales)y, en ciertos informes clasificados del ejército americano durante la II Guerra Mundial, con el descriptivo Dinosaur Island.

Isla Calavera es, como ya hemos dicho, volcánica y por ello sufre de numerosos movimientos de tierra a lo largo del año; estos procesos sísmicos, unidos a la erosión constante, provocan una perdida anual significativa de superficie, proceso que lleva en marcha ya varios siglos y que han mermado constantemente el espacio habitable en la ínsula. Ésta tiene, por todo ello, costas escarpadas y rocosas, rodeadas de bajíos y afloramientos rocosos, muy peligrosos para la navegación, como restos sumergidos del territorio hoy perdido. Una barrera de estos bajíos rodea casi en todo su perímetro la isla, excepto en un estrecho canal en el lado sur, que es el único que permite pasar a barcos oceánicos. Además la actividad volcánica submarina es también responsable, al menos parcial, de la casi permanente cobertura de niebla, que ayuda a mantener Isla Calavera fuera de la vista de los viajeros.

Los dos rasgos "geográficos" más llamativos, a primera vista, son el Muro, una impresionante construcción de incalculable antigüedad que separa la península meridional del resto de la isla, y especialmente la Montaña de la Calavera, la elevación más alta de la misma, que sobresale sobre los árboles de la jungla, con una siniestra semejanza a un cráneo humano y que ha dado su nombre a esta masa de tierra. Aunque por su escala he utilizado la expresión geográficos en realidad es muy posible que ambos, sin duda el Muro lo es, sean construcciones humanas, de una antigüedad difícil de calcular. Aunque la función de esta muralla, como veremos, resulta obvia sólo podemos especular sobre la razón para esculpir la montaña en forma de cráneo.


Los isleños
A la sombra del Muro, en la minúscula península que éste aísla del resto de la isla, malvive la escasa población humana insular, que parecen presentar una mezcla de rasgos étnico-culturales y lingüísticos muy diversos. Principalmente parecen relacionados con habitantes del Sur de Asia y la Polinesia (otros hablan de África Occidental y Papúa), pero otros rasgos fenotípicos pueden tener su origen en los varios naufragios sucedidos a lo largo de la historia y la prehistoria de la región. En realidad todo parece apuntar a que la mayoría esta población es, relativamente, una recién llegada a la isla.

Según un estudio están, o al menos estaban, divididos en dos castas, los atu más numerosos, y la casta nobiliaria y sacerdotal de los tagus (estructura que parece recordar a los "orejas cortas" y "orejas largas" de la Isla de Pascua) pero según un estudioso en tiempos recientes la población tagu desapareció o fue absorbida por sus súbditos más numerosos. Las leyendas tagus afirmaban que sólo estos eran descendientes de "los Antiguos" y los únicos que conocían sus secretos.

Los habitantes contemporáneos practican sobre si mismos diversas formas de escarificación y perforaciones corporales,algunos incluso presentan los dientes limados en forma triangular, todo ello imitando rasgos de los temibles depredadores del otro lado de la muralla. Muy primitivos tecnológicamente y con escasas materias primas, utilizando herramientas prácticamente neolíticas, son principalmente cazadores-recolectores; una parte muy importante de su dieta es obtenida del mar, en especial moluscos recogidos en las costas, acantilados y bajíos. Según los datos obtenidos por las escasas expediciones practican una religión de tipo animista, muy difícil de distinguir de la pura magia, y creen que diversas bestias de la jungla son manifestaciones de los grandes espíritus o dioses, incluso los dioses mismos. Muestran también un respeto y temor profundo por las ruinas abandonadas, que creen creadas también por los mismos dioses o bien por los antepasados míticos.

El Muro y otras ruinas de la isla, incluyendo al parecer gigantescas catacumbas repletas de huesos que no han sido visitadas por ningún occidental (que viviera para contarlo) y quizás incluso una ciudad completa, cubierta por la densa jungla, indican un estadio anterior más civilizado en la Isla Calavera. Es posible que debido al hundimiento paulatino de la isla más ruinas antiguas estén hoy cubiertas totalmente por el mar. Por cercanía geográfica y por los periodos de tiempo a considerar que estos restos arqueológicos podrían estar vinculados con la antigua cultura muviana o lemuria, lo que significaría el más imporante vestigio conocido de dicha civilización.

Corren abundantes leyendas sobre tesoros fabulosos escondidos en la isla, incluido el tesoro del legendario pirata Henrik van der Decken (capitán del Holandés Errante), pero, hasta donde nosotros sabemos, nadie ha conseguido hacerse con ninguno de estas supuestas riquezas. También hay algunos que aseguran que en Isla Calavera se encuentra un acceso a la mítica Tierra Hueca.

Bestias de Isla Calavera
Además de por este triste pueblo de humanos la isla está habitada por criaturas variadas, que parecen surgir de eras geológicas más antiguas. No sólo aparecen bestias a primera vista muy similares, aunque no idénticas como desvela un estudio concienzudo, a los dinosaurios del mesozoico, si no también variedades de otras especies, igualmente consideradas extintas, pero más modernas, como osos de las cavernas o perezosos gigantes del cenozoico.

Un estudio, necesariamente superficial, de algunas de las representaciones artísticas en las ruinas parecen indicar que los visitantes pretéritos del lugar poseían la capacidad de controlar y contener a estas bestias, utilizando diversos productos naturales.

Entre las especies (catalogadas tentativamente por diversas expediciones a lo largo de los años 30) cabe destacar una especie de primates gigante, capaces de superar los seis metros de altura, llamada por los nativos "kong", sin que conozcamos la etimología ni la lengua de la que procede dicha palabra, pero cuya figura aparece ya representada de forma repetida en las ruinas, siendo muy abundante en la decoración mural y mueble. En términos científicos se le clasifico tentativamente como como Megaprimatus Kong, considerándose los únicos representantes de una "tribu" de la familia hominida (aunque tiene similitudes evidentes con los gorilas) Se desconoce si posee formas de organización social similares a las de otros grandes simios, al haberse encontrado tan sólo un ejemplar vivo de la especie. La ausencia de especies similares de cualquier clase tanto en la isla como en las tierras circundantes (el único gran primate que habita en áreas cercanas es el orangután), así como su recurrente presencia en las representaciones contenidas en las ruinas, nos hacen pensar que posiblemente estos titanes serían necesariamente traídos a la isla desde otro lugar, con algún propósito consciente. 

También podemos mencionar el saurio para el que se ha propuesto el nombre de Vastatosauro Rex, el depredador más grande y temido de la isla que puede alcanzar los 21 metros de largo y pesar más de 15 toneladas. Otro depredador, tentativamente clasificado como Venatosaurus Saevidicus, mucho más pequeño es peligroso por su habilidad para cazar en grupos, incluso a bestias mucho más grandes. Entre sus presas se encuentra el Brontosaurus Baxteri, un saurópodo de gran tamaño, o el Liggocristus innocens, un hadrosaurio.

Debemos mencionar también, ya que pueden ser muy peligrosas, las especies de artrópodos y gusanos carnívoros, la mayoría de ellos carroñeros, que aunque demasiado pequeños para atacar a los grandes saurios podría acabar fácilmente con un grupo de humanos, incluso aunque estén fuertemente armados. Entre ellos podemos mencionaran el arachnocidis (una especie de araña de gran tamaño) o el deplector. Se habla también de una especie gigante de rata, cuya implicación en cierto caso de un conocido detective el mundo aún no está preparado para conocer.

Diversas especies de aves, algunas voladoras y otras terrestres, y mamíferos también habitan en la isla. Una de las criaturas más desagradables de la misma es un mamífero volador, similar a un murcielago, al que los científicos han llamado terapusmordax obscenus de tamaño similar al de un humano adulto (aunque mucho más ligero)

Rumores sobre una instalación de alta tecnología oculta en algún lugar de la densa jungla no han podido ser confirmados, pero de ser ciertos podrían indicar que alguien ha estado ocultando conscientemente la localización de esta isla al mundo, posiblemente con siniestras intenciones.

El destino de la isla
Los informes sobre esta isla se muestran increíblemente confusos y contradictorios con su sino posterior a 1933 (año en que la isla entró en la conciencia pública debido al conocido incidente en Nueva York); casi todos concuerdan en que la inestabilidad geológica de la isla terminó provocando su total hundimiento en algún momento entre esa fecha y la actualidad, pero existen grandes discrepancias en la cronología exacta. Algunos afirman que la ínsula su hundió durante ese mismo año de 1933, otros dicen que su fin tuvo lugar durante la segunda guerra mundial (sin que se pueda precisar la fecha exacta) y un grupo, hoy minoritario, defienden que la isla seguía existiendo al menos hasta mediados de los 50 (que parece concordar con los informes, ya mencionados, de la marina americana que detallan varios encuentros con esta isla durante la Guerra del Pacífico).

Sin poder afirmar nada más concreto (nuestros investigadores enviados a comprobar el estado actual de la misma han vuelto con las manos vacías o no han vuelto en absoluto) hemos de dejar abierto ese interrogante.

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